La juventud es un tesoro que no se ama hasta que se pierde. Eso es casi una maldición del ser humano, ya que si cuando se fuera joven se apreciara, disfrutaríamos más de la vida. Constantemente nos quejamos de que nos pasa esto o lo otro, pero no nos damos cuente de la suerte que tenemos. Deberíamos de simplificar e intentar sacar todo el bien posible a la vida, a las pequeñas cosas que nos hacen felices, como una charla con los amigos al calor de un café, una comida, etc... debemos apreciar nuestra juventud, nuestra salud e intentar aprovechar lo máximo de la vida, intentando dejar a un lado malos rollos absurdos y sobretodo innecesarios, y solamente preocuparse por lo que realmente importa.
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